¿Quiénes son los exiliados en la Guerra española de 1936?

Las personas exiliadas tras la guerra española de 1936/1939 podemos agruparlas en dos grandes apartados: EXILIO EXTERIOR y EXILIO INTERIOR.

EXILIO EXTERIOR: Las personas integrantes del Exilio Exterior son las que pudieron abandonar el país tras el triunfo de los sublevados por temor a las represalias del régimen de Franco. Los republicanos de la Región de Murcia huyeron en su mayoría por vía marítima, y los destinos fueron diversos, bien a los países de Ultramar (México sobre todo); bien al Norte de África; bien, en las distintas desbandadas de los últimos meses de la guerra, hacia Francia y el resto de países europeos o hacia la Unión Soviética. 

Bastantes murcianas y murcianos de renombre por sus tareas como científicos e intelectuales marcharon entre ellos, privándonos de los frutos de sus mentes privilegiadas y su dedicación a la Ciencia y la Cultura, al tiempo que enriquecían con su llegada a los países que les acogieron. Tal es el caso de Augusto Pérez Vitoria en el campo de la Química, José Puche Álvarez en el de la Fisiología o Rafael Méndez Martínez en el de la Farmacología; Félix Martí Ibáñez, psicólogo, sexólogo e historiador, Julián Calvo Blanco, penalista, profesor, lingüista y escritor; Mariano Ruiz Funes, catedrático penalista, político y teórico constitucionalista, o Laureano Sánchez Gallego, comisario rector de la Universidad de Murcia.

EXILIO INTERIOR: Paralelamente al Exilio Exterior se produjo una situación de aislamiento y exclusión que vivieron todas aquellas personas no adictas al régimen, y que en distinta medida fueron silenciadas, excluidas, vejadas, separadas de su puesto de trabajo o desterradas a otros territorios dentro del estado y apartadas de la vida social por su condición de perdedores.

Permanecieron silenciadas durante todo el tiempo de la dictadura por temor a las represalias sobre sí o sobre sus seres allegados. La paz de la que tanto alardeaba Franco era, en realidad la paz de los cementerios y el silencio del terror.

Algunos fueron conocidos intelectuales, como Antonio Oliver Belmás, Manuel Pérez Xambó o Carmen Conde Abellán; muchos maestros que perdieron su plaza pública y tuvieron que sobrevivir a base de clases particulares o ejerciendo otros trabajos, como Luz Lafuente, José Castaño, Antonia Rufina Maymón Giménez o Francisco Fuentes Yepes; algunos médicos como Luis Calandre Ibáñez, Casimiro Bonmatí Azorín o José Manuel Rodríguez Pérez; psiquiatras, como Luis Valenciano Gaya; científicos como Josefina Uriel Ochoa, Antonio Pedro Rodríguez Pérez y muchos otros, trabajadores de distintos sectores, como la agricultura y minería, la industria o los servicios, profesionales de la medicina o la enfermería, amas de casa… más de la mitad de la población murciana fue silenciada, sojuzgada y humillada por cuestiones tan peregrinas como profesar una religión diferente a la católica, tener orientación sexual distinta a la mayoritaria, o simplemente pensar de otra manera a la de los vencedores.

Un caso conocido es el de los llamados “topos”, que no pudieron escapar a tiempo del país y por miedo a ser apresados se refugiaron en distintos escondites, permaneciendo en ellos durante muchos años y no saliendo a la luz hasta que, en cierto modo, se suavizaron un poco las medidas de represión.

También podemos incluir en este apartado a los excarcelados, ya que para ellos la prisión no acabó con el período de internamiento, sino que se prolongó durante toda su vida. Algunos tuvieron que emigrar a otra región porque en su tierra no podían encontrar trabajo por su condición de represaliados; todos tenían que personarse periódicamente en los juzgados o cuarteles de la guardia civil y, además, eran llamados cada vez que tenía lugar algún enaltecimiento del régimen, como medida de seguridad; y en los expedientes escolares o de trabajo o del servicio militar de sus hijos o nietos figuraba, igual que en el de los descendientes de personas ejecutadas, la nota de “Hijo (o nieto) de rojo”; ésta era otra de las categorías de los integrantes del exilio interior: el ser familia de una persona represaliada te incluía, automáticamente en el colectivo de las denominadas “no adictas al GMN (Glorioso Movimiento Nacional) lo que te marcaba de por vida. 

Last updated on 24/11/2020
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